Todos los años pasan por el centro de Madrid unos cuantos rebaños de ovejas siguiendo la tradición de la transhumancia.
Viendo esto puedo pensar que no descendemos del mono sino de la oveja, porque al final en esta ciudad, tenemos los mismos comportamientos .
Llegan al kilometro cero de la puerta del Sol y se les hace la foto.
Pasean por el centro de Madrid y hacen el recorrido de los turistas, hasta la puerta de Alcalá.
Las asustadas se agolpan, se juntan, meten la cabeza unas debajo de otras como si mas bien fueran avestruces, como si no quisieran ver lo que está pasando.
Las valientes brincan por encima de las demás pisoteando a las de abajo...
El pastor, con una vara larga, les indica el camino.
Y se cagan de miedo, o de ganas, porque así son las ovejas.
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